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El Clon,Golem ,el Hombre.
Roberto32Fecha: Jueves, 2012-Jul-05, 6:11 PM | Mensaje # 1
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LOS GOLEMS, LOS CLONES Y LOS HOMBRES


El Hombre fue hecho a imagen
y semejanza del Creador.

Los Golems de la tradición medieval, hombres artificiales de efímera vida, hayan su símil en nuestros tiempos con la fabricación de los Clones. En ambos casos, se busca la creación de vida artificial por medio de diversas fuentes de animación. Fonéticamente, hay incluso cierta similitud entre Golems y Clones, a pesar de los más de quinientos años que separan a uno y otro intento de creación de vida artificial.





La tradición conocida de los Golems, se remonta a la Edad Media, específicamente al siglo X, cuando el rabino Ben Sira creó un hombre de barro y le insufló la vida escribiendo sobre su frente la palabra EMeT (verdad). Cuando, por otra parte, se tornaba necesario desposeerlo de ella bastaba borrar la letra inicial E, quedando solamente eficaz la palabra restante Met (muerte). Asimismo, se tiene registro del homúnculos u hombre artificial, creado por el también rabino Loew en Praga, famoso en la corte de Rodolfo II, compuesto para la ejecución de los planes de su creador. El Golem, cuando obtiene la oportunidad, escapa de Loew, destruyendo todo a su paso. Esta historia se ha reproducido en parte en la obra Frankenstein o el Prometeo moderno de Mary Shelley (1817). Sin embargo, la tradición de la “vida artificial” haya registros en una fecha tan temprana como 1738, año en que el mecánico francés Jacques de Vaucanson presentó en París su pato artificial, el que no solamente comía grano, sino que también lo expulsaba en estado digerido.

Ahora bien, el primer robot apareció 1927 en Pittsburgh, construido por R. J. Wensley, quien le llamó Televox. Luego, apareció el Hombre-Máquina de la Exposición de Radio celebrada en Londres en 1932, controlado a larga distancia. En 1951 se construyó en el robot Dinamo Joe y en 1966, aparece en los Estados Unidos, la máquina muscular Hardiman. En 1969 también apareció un robot gigantesco, en forma de un elefante sin cabeza, capacitado para subir escaleras. Ese mismo año, una empresa inglesa ofreció por primera vez un robot industrial del tamaño de un hombre llamado Versatran. La máquina dirigida por cinta magnetofónica estaba dotada de numerosas manos destinadas a hacerse cargo de los trabajos más complejos.



En relación con la fabricación de clones, con “éxito” se ha materializado la clonación de ranas (1952), la oveja Dolly (1996), ratones (1997) ganado bovino, caprino y porcino (2000), un gato doméstico (2004) y múltiples experimentos de clonación de embriones.



Pero, ¿es todo esto pura “ciencia ficción” y “fantasía”? Así pareciera; pero no, no es ciencia ficción, sino una realidad, con insospechadas consecuencias.



Recientemente, Soledad Alvear, senadora de la República de Chile y presidenta del partido Demócrata Cristiano, ha realizado un anuncio sobre Prospectiva[1] o Futurología, esto es, el conjunto de tentativas sistemáticas para observar a largo plazo el futuro de la ciencia, la tecnología, la economía y la sociedad, que pareciera ser sacado de algún relato de ciencia ficción. El anuncio, sumado al advenimiento de una serie de situaciones a nivel planetario y nacional, en relación con la manipulación genética, la implantación de chips y la inminente creación de clones ó seres humanos artificiales, se eleva como una inminente amenaza al Hombre, al homo naturans y a su mundo, pues es, sencillamente, una aberración, una anomalía contra la Naturaleza y la Creación.



En una escueta noticia aparecida en el diario La Tercera de Santiago (Reportajes, Domingo 1 de Junio de 2008. Página 2), se da cuenta de un discurso de Soledad Alvear sobre futurismo cuyo mentor en Chile es Sergio Melnick.



De acuerdo a Alvear, cuatro son los “desafíos del futuro”:



1.- “Una pronta mutación desde la actual condición humana hacia una nueva especie rediseñada tecnológicamente en lo físico y potenciada cerebralmente, mediante la implantación de chips con capacidad de procesamiento cinco mil veces mayores que las actuales”.



2.- “La creación de una generación de vida artificial e inteligente. Robots con pensamiento propio”.



3.- “El advenimiento de mundos virtuales en Internet entrelazados con el real, con ciudadanos virtuales y organismos cuyo hábitat es la web”.



4.- “La intervención genética de embriones cuando la lectura del código indique predisposición a ciertas enfermedades o conductas violentas”.



Soledad Alvear señaló que “todo esto ya existe, falta masificarlo, pero estamos a un paso. Y las preguntas que nos deben hacer a nosotros, como democratacristianos, es cómo respondemos a eso”.



Las ideas expuestas son ciertamente deplorables aberraciones. En primer término, se señala la implantación de chips en el cerebro humano con el fin de mutar. Pero, ¿mutar en qué? ¿En un robot mitad hombre, mitad máquina, un cyborg, un individuo controlado, sin autodeterminación y sin voluntad? Así parece, según las propias palabras de Alvear: una pronta mutación desde la actual condición humana hacia una nueva especie rediseñada tecnológicamente en lo físico y potenciada cerebralmente, mediante la implantación de chips con capacidad de procesamiento cinco mil veces mayores que las actuales. ¿Y dónde queda el desarrollo natural de las capacidades del Hombre, de su espíritu, de su voluntad? En ninguna parte, puesto que parece que Soledad Alvear no cree en el Hombre, en su espíritu y su voluntad; pero sí cree en la implantación de chips para hacerlo mutar. A ello se suma la “creación” de robots con pensamiento propio, la “realidad virtual” y la intervención genética -que es realidad, claramente, manipulación genética-.



Las ideas expuestas, en su conjunto, son simplemente incalificables abominaciones, opuestas a toda noción ética y moral de cualquiera concepción filosófica o religiosa. Pues estas ideas se oponen incluso a la fe que Soledad Alvear dice profesar, esto es, el cristianismo católico. ¿Advendrá así algún día un Mesías, un Salvador, con un chip implantado en el cerebro que instaurará un Reino virtual? ¿Acaso un Nuevo Orden Mundial de robots y androides?

Lo llamativo del hecho es que dichas ideas no han sido cuestionadas o contravenidas -hasta ahora- por ningún sector político (de “izquierda” o “derecha”), ninguna fe religiosa, ningún grupo ético o moral… Pues ¿qué dicen las diversas iglesias cristianas sobre esto? ¿Qué dice de esto el Estado de Chile? ¿El mundo académico? ¡Nada! ¡Nada! ¿Acaso están todos dormidos para no percatarse de la gravedad de este anuncio, de lo fatal que significaría que esto se llevara a cabo si es que ya no se ha logrado?



A fin de señalar que estas políticas se están implementando planificadamente en Chile y en el mundo, reproducimos aquí un escrito difundido hace un tiempo atrás, sobre este mismo tema:





El Golem y la mente tecnológica colectiva



El Viernes 6 de Septiembre de 2007, apareció en la columna de redacción del diario La Segunda de Santiago (página 9), un extraño artículo del cabalista y futurista Sergio Melnick titulado “La nueva piel electrónica digital de la Tierra”. El lenguaje utilizado es tecno-críptico y el relato es, por decir algo, tenebroso. Habla de una mente tecnológica colectiva. ¿Qué puede ser esto?, ¿un Golem?, ¿un robot?, ¿un gran computador con “consciencia artificial y autónoma”?



Melnick señala:



“(…) la civilización sigue su curso implacable y amenaza con dejarnos abajo. La fuerza tecnológica digital, que es lo que mueve esta curvatura de la historia, está generando ahora una auténtica “piel electrónica digital” sobre la Tierra. Esto no es trivial. No sólo afecta el funcionamiento de las economías, sino de la sociedad total, pasando por la familia, hasta la intimidad misma de las personas. Da lo mismo si nos gusta o no. Está ocurriendo y ya nada lo puede parar. Es una condición de existencia global actual”.



“Esta piel digital es la que va a contener a internet, que se está transformando en una mente tecnológica colectiva, o en un gran procesador que acopla y opera miles de millones de computadores, personas, instituciones y organizaciones. Un “espacio” donde estamos acumulando todos nuestros datos y conocimiento por ahora, y luego la capacidad de proceso”.



Leamos bien: un gran procesador que acopla y opera miles de millones de computadores, personas, instituciones y organizaciones. Es decir, control sobre computadores, personas, instituciones y organizaciones (¡!). Esto es, las personas, los “seres humanos”, considerados también como entes, como objetos, que, junto a los computadores, instituciones y organizaciones, serán operados por un gran procesador. El autor, a continuación, describe la existencia de una extensa red de “esta civilización”, y agrega, que esto no es trivial porque en un inicio no habrá un sistema nervioso central para manejar esta red de señales, pero va a emerger, necesariamente, con la misma complejidad del cerebro humano.



Según Melnick, “La piel digital en formación es la manta que soporta y transmite las sensaciones de esta civilización. Son millones de aparatos electrónicos que miden diversas cosas. Son termostatos, medidores de presión, detectores de contaminación, cámaras, micrófonos, sensores de glucosa, de salud, GPS, desgaste de piezas y partes, identificadores de objetos y posición, y miles de otros que se instalarán en todos lados y cosas, incluso en la ropa y hasta en nuestros sueños. En ellos convergen los RFID actuales (miniprocesadores en base a ondas de radio) y la nanotecnología, que será capaz de fabricarlos mucho más pequeñas que la punta de un alfiler. Por eso no serán visibles al ojo humano: no sabremos dónde están ni qué miden”.



“Todos ellos estarán, además, vinculados por una malla de telecomunicaciones, que incluye las redes alámbrica de fibra óptica y las nuevas generaciones de grandes redes inalámbricas. Habrá MILES DE MILES DE MILLONES de estos aparatos, todos con un microprocesador y una radiofrecuencia. Todos potencialmente comunicados con el resto de redes y de la Internet que cubre. Más aún, éstos se comunican más rápido entre sí que con los humanos. Eso no es trivial. Al principio no habrá un sistema nervioso central para manejar esta red de señales, pero va a emerger, necesariamente, con la misma complejidad del cerebro humano”.



“De esta manera las redes van a lograr lo que se llama “conciencia de contexto”. Esto significa capacidad de “saber” exactamente dónde físicamente está el teléfono que llama, lo que hoy aún no es posible”.



Melnick no escatima en prever una suerte de “mente robótica”, “tecnológica” de esta supuesta “civilización” que estará hasta en nuestros sueños e indica: “Esta «piel» pronto llegará a evolucionar por la inteligencia que empieza a acumular. Con esto, se produce un aumento enorme tanto de la complejidad como de la velocidad, que ya es agobiante. Empieza así una nueva era de la computación paralela, articulada por la piel digital y la gran mente que engloba, y que será capaz de entender y predecir cosas que superan las capacidades humanas individuales. Este nuevo gran sistema, a la larga, será capaz de reconfigurarse a sí mismo”.



Finalmente, establece que esto, que parece ciencia ficción, no lo es (…) y que las respuestas no están ni a la izquierda ni a la derecha, sino hacia delante. Vamos por ellas aprovechando nuestro bicentenario: empecemos a pensar un poco en los próximos 200 años…



Ahora bien, ¿de qué se trata todo esto? Un par de puntos, pueden ser esclarecedores. En primer lugar, la instauración de una mente tecnológica colectiva, es decir, una “mente” robótica, artificial, en millones de aparatos electrónicos sobre todo el mundo. Es la “nueva piel electrónica digital de la Tierra”, es decir, un robot, un monstruo de “Frankenstein”, un golem, un androide “pensante”, con “voluntad propia”. Se enfatiza luego, que esta mente que será capaz de entender y predecir cosas que superan las capacidades humanas individuales. Este nuevo gran sistema, a la larga, será capaz de reconfigurarse a sí mismo. ¿Qué monstruo artificial puede ser esto? ¿Cuál es el fin último de tal configuración? El autor del artículo – profecía, nos indica críptica y escatológicamente que las respuestas no están ni a la izquierda ni a la derecha, sino hacia delante. Vamos por ellas aprovechando nuestro bicentenario: empecemos a pensar un poco en los próximos 200 años.



Sorprende también, la honestidad de Melnick al destacar que esto, que parece ciencia ficción, no lo es, puesto que la materialización de una idea tal, que será evidente para las masas en 15 ó 20 años más, supera con creces los pesadillescos y siniestros “historias de ficción” como “El Golem” de Gustav Meyrink (1914); “Metrópolis” de Fritz Lang (1927); “Terminator” de James Cameron (1984) y la trilogía de “The Matrix” de los hermanos Wachowski (1999, 2003 y 2003), en relación con los entes artificiales que controlan y hacen sucumbir a los hombres.



En suma, la superación del hombre por el robot, por el Golem, por el Frankenstein de estos tiempos.



El artículo prefigura la instauración de un ente artificial que controlará al mundo y a sus habitantes y que da lo mismo si nos gusta o no. Recordemos las palabras de Melnick: esto, que parece ciencia ficción, no lo es.



* * *



Paralelo al desarrollo de estas políticas futuristas, se implementan astutos medios de control de la población, como por ejemplo, cámaras de seguridad, en todas las principales ciudades (avenidas, calles, autopistas, centros comerciales, metros, tiendas, farmacias, etc.) con el pretexto de “seguridad” ciudadana y control anti-delincuencia… Sin embargo, ¡la delincuencia está cada día peor!



El control de la población se ha implementado por medio de la utilización de los chips, que ya están en función en Chile: inicialmente con la masificación del TAG de la Autopista Central de Santiago, tercera autopista en el mundo y la primera en América del Sur con este sistema de Telepeaje en Flujo Libre, llamado también Free Flow, la cual opera por medio de un dispositivo electrónico que se instala en el parabrisas de cada vehículo y emite señales magnéticas que permiten saber todo sobre el desplazamiento de un individuo.



Después del sistema TAG, vino la masificación de las tarjetas BIP del sistema de transporte público de Santiago, tanto de buses como del Metro.



Estas políticas de control no se limitan sólo a la vigilancia y control del movimiento de los individuos, sino que también, a su vez, se enmarcan en el control demográfico de la población y de las regiones de hábitat, definidos según las directrices del Gobierno Mundial por medio de la ejecución de los tratados de libre comercio y sus símiles -como la ecología profunda y los pseudo movimientos medioambientalistas- en aras de un Nuevo Orden Mundial y la constitución de un mundo no con Estados Nacionales, sino dividido en regiones productoras de materias primas (América del Sur, África, Asia) y regiones de administración y control (Norteamérica, Europa y Japón).



Es nuestro deber insistir en lo expuesto por Melnick: esto, que parece ciencia ficción, no lo es. Las películas de “ciencia ficción” y “fantasía” más osadas y “utópicas” sobre el tema de la creación de seres artificiales, robots “inteligentes” o con “inteligencia propia” que se rebelan contra los hombres y la instauración del Gobierno Mundial -como la novela “Un Mundo Feliz” de Aldous Huxley (1932)y “1984” de Georges Orwell (1948)- palidecen frente a las propuestas de Sergio Melnick y su discípula Soledad Alvear, quienes, conscientemente o no, implementan las bases para la generación de un mundo artificial cuyo objetivo en última instancia es la dominación y destrucción del Hombre y la Naturaleza y sus milenarias leyes.



[1] Otras denominaciones para la Prospectiva son Futures Studies y Foresight.
FUENTE ALERTA AUSTRAL


roberto32
 
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