La novela más profunda de Meyrink, en la que detalla el despertar del hombre y la liberación de su espíritu.
PRINCIPALES TEMAS
El guía debe venir del reino del
espíritu. Perder a Dios para volver a encontrarlo. El conocimiento de sí
mismo. La búsqueda de la esencia, sin la cual el hombre es un cadáver.
Invocar a Dios en espíritu es una orden que Dios mismo ejecuta. Un
camino erizado de horrores. El sendero que lleva a la vida eterna. El
bautizo de fuego. El Dios que había adorado toda su vida surgió en su
corazón con una mofadora cara de demonio. La humanidad no ha hecho
ningún progreso. Dar vueltas alrededor de un círculo cerrado no es
progresar. Como salir de ese círculo. Generalmente observamos las reglas
justamente cuando debieramos infringirlas. Prosiguiendo por el camino
de una falsa fe, descienden siempre más bajo, a pesar de que creen ser
justos. Para que nuestro mundo termine, no es necesario que la tierra se
haga trizas, bastaría que cesara nuestra mentalidad, nuestro modo de
ver. Arrancar la maleza del espíritu y fundar un Estado nuevo. El
sendero de los débiles. Los fuertes no necesitan una religión, van
libremente y sin bastón. El estado del verdadero superhombre. En india y
tibet los secretos se apagaron hace tiempo. El hombre no debe
encadenarse a la mujer. El matrimonio es una cosa muy fea que quita al
amor todo su esplendor. El signo de la frente. Necios son aquellos que
creen alterar con oraciones la voluntad de Dios. Los que han unido la
suerte al espíritu que está en ellos están sujetos a leyes espirituales.
Salen como mayores de edad del tutelaje de la Tierra de la que un día
serán señores. Lo difícil consiste en invocar al espíritu. Un valiente
nunca es realmente un malvado. Cuando uno desprecia la muerte, es signo
indudable de que lleva en sí la inmortalidad. Todo estriba en estar
despierto. Muy profundo es el sueño del hombre. Los hombres se jactan de
estar despiertos, pero solo duermen y sueñan. Ahora estoy despierto. La
soledad más espantosa. La nueva vida del espíritu.
Fragmento de la Obra:
Velar lo es todo
La llave que nos hará dueños de la naturaleza interior
está oxidada desde el Diluvio.
Se llama: velar.
Velar lo es todo.
El hombre está firmemente convencido de que vela;
pero, en realidad, está preso en una red de sueño y de sueños que ha tejido
él mismo. Cuando más se aprieta la red, mejor impera el sueño. Los que
están sujetos por sus mallas son los durmientes que caminan por la vida
como rebaños de ganado llevados al matadero, indiferentes y sin pensar.
Los soñadores sólo ven, a través de las mallas,
un mundo enrejado, no perciben más que aberturas engañosas, obran en consecuencia
y no saben que estos cuadros son simplemente los restos insensatos de
un todo enorme. Estos soñadores no son, como tal vez tú crees, los fantasionsos
y los poetas: son los trabajadores, los sin-reposo del mundo, los que
están roidos por la locura de obrar. Se parecen a los torpes escarabajos
laboriosos que suben a lo largo de un tubo liso para hundirse en él en
cuanto han llegado arriba. Dicen que velan, pero lo que creen que es vida
no es en realidad más que un sueño, determinado anticipadamentes hasta
en sus menores detalles y sustraído a la influencia de su voluntad.
Ha habido y hay todavía algunos hombres que sabían
que soñaban, pioneros que avanzaron hasta las murallas detrás de la cuales
se ocultaba el yo eternamente despierto: videntes como Descartes, Schopenhauer
y Kant. Pero no poseían las armas necesarias para el asalto de la fortaleza,
y su llamada a combate no despertó a los durmientes.
Velar lo es todo.
El primer paso hacia este fin es tan sencillo que
un niño puede darlo. Sólo el que tiene el espíritu falseado ha olvidado
cómo se anda y permanece paralizado sobre sus dos pies, porque no quiere
prescindir de las muletas que ha heredado de sus predecesores.
Velar lo es todo.
¡Vela en todo lo que hagas! No te creas ya despierto.
No, tú duermes y sueñas.
Reúne todas tus fuerzas y haz que por un instante
resplandezca en todo tu cuerpo este sentimiento: ¡ahora, estoy en vela!
Si esto te da resultado, reconocerás en seguida
que el estado en que te encontrabas te parece ahora un embotamiento y
un sueño.
Éste es el primer paso vacilante del largo, larguísimo
viaje que conduce de la servidumbre al todopoder.
Avanza de esta manera, de despertar en despertar.
No existe idea atormentadora que no puedas rechazar
de esta manera. Se queda atrás y ya no puede alcanzarte. Te extiendes
por encima de ella, como la copa de un árbol se eleva sobre las ramas
secas.
El dolor se aleja de ti como las hojas muertas
cuando esta vela se apodera igualmente de tu cuerpo.
Los baños helados de los brahmanes, las noches
de vigilia de los discípulos de Buda y de los ascetas cristianos, los
suplicios de los faquíres hindúes, no son más que ritos esculpidos que
indican que allí se elevaba el templo de aquellos que se esforzaban en
velar.
Lee las Escrituras santas de todos los pueblos
de la Tierra. Por todas ellas se deslliza, como un hilo rojo, la ciencia
oculta de la vela. Es la escala de Jacob, que combate toda la "noche"
con el ángel del Señor, hasta que llega el "día" y obtiene la victoria.
Tienes que subir uno tras otro los peldaños del
depertar, si quieres vencer a la muerte.
El escalón inferior se llama, ya, genio.
¿Cómo debemos llamar a los grados superiores? Permanecen
ignorados por la muchedumbre y son tenidos por leyendas.
La historia de Troya fue tenida por leyenda hasta
que al fin un hombre tuvo el valor de excavar por sí mismo.
En este camino del despertar, el primer enemigo
que encontrarás será tu propio cuerpo. Lucharás contigo hasta el primer
canto del gallo. Pero si percibes el día del despertar eterno que te aleja
de los sonámbulos que creen ser hombres y que ignoran que son dioses dormidos,
entonces el sueño de tu cuerpo desaparecerá también y dominarás el Universo.
Entonces podrás hacer milagros, si así lo quieres,
y no te verás obligado a esperar, como un humilde esclavo, que un cruel
dios falso tenga la amabilidad de llenarte de presentes o de cortarte
la cabeza.
Naturalmente, la felicidad del perro fiel, servir
a un dueño, no existirá ya para ti; pero, se franco contigo mismo: ¿querrías
incluso ahora cambiarte con tu perro?
No te dejes asustar por el miedo de no alcanzar
el fin de esta vida. El que ha encontrado este camino vuelve siempre al
mundo con una madurez interior que le hace posible la continuación de
su trabajo. Nace como "genio".
El sendero que te muestro está sembrado de acontecimientos
extraños: ¡muertos que has conocido se levantarán y te hablarán! ¡No son
más que imágenes! Se te aparecerán siluetas luminosas que te bendecirán.
No son más que imágenes, formas exaltadas por tu cuerpo, el cual, bajo
la influencia de la voluntad transformada, morirá de muerte magnífica
y se convertirá en espíritu, como el hielo, alcanzado por el fuego, se
disuelve en vapor.
Cuando te hayas desprendido del cadáver que hay
en tí, sólo entonces podrás decir: ahora el sueño se ha alejado de mí
para siempre.
Entonces se habrá cumplido el milagro en que los
hombres no pueden creer -porque, engañados por sus sentidos, no comprenden
que materia y fuerza son la misma cosa- y el milagro de que, incluso si
te entierran, no habrá cadáver en tu ataud. Sólo entonces podrás diferenciar
lo que es realidad de lo que es apariencia.
Sólo encontrarás a aquél que haya emprendido el
camino antes que tú.
Todos los demás son sombras.
Hasta allí no sabes si eres la criatura más feliz
o la más desgraciada. Pero no temas nada. Ni uno de los que han tomado
el sendero de la vigilia, aunque se haya extraviado, ha sido nunca abandonado
por sus guías.
Quiero darte una señal por la que podrás reconocer
si una aparición es realida o sólo imagen: si se acerca a ti, si tu conciencia
se turba, si las cosas del mundo exterior son vagas o desaparecen, desconfía.
¡Mantente en guardia! La aparición no es más que una parte de ti mismo.
Si no lo comprendes, es sólo un espectro, sin consistencia, un ladrón
que consume una parte de tu vida.
Los ladrones que roban la fuerza del alma son peores
que los ladrones del mundo. Te atraen como fuegos fatuos al pantano de
una esperanza engañosa, para dejarte solo en las tinieblas y desaparecer
para siempre.
No te dejes cegar por ningún milagro que parezca
realizado en tu favor, por ningún nombre sagrado que se den, por ninguna
profecía que formulen, aunque ésta se cumpla; son tus enemigos mortales,
arrojados del infierno de tu propio cuerpo, y con los cuales luchas por
el dominio.
Sabe que las fuerzas maravillosas que poseen son
las tuyas propias desviadas por ellos para mantenerte en la esclavitud.
No pueden vivir fuera de tu vida, pero, si los vences, se hundirán y se
convertirán en instrumentos mudos y dóciles que podrás emplear según tus
necesidades.
Son innumerables las víctimas que han hecho entre
los hombres. Lee la historia de los visionarios y de los sectarios y aprenderás
que el sendero que sigues está sembrado de cráneos.
Inconscientemente, la Humanidad ha levantado contra
ellos una muralla: el materialismo. Esta muralla es una defensa infalible;
es una imagen del cuerpo, pero también un muro de prisión que te impide
la vista.
Hoy andan dispersos, y el fénix de la vida interior
resucita de las cenizas en que ha estado largo tiempo acostado como muerto,
pero los buitres de otro mundo empiezan a batir las alas. Por eso te pones
en guardia. La balanza en que deposites tu conciencia te mostrará cuándo
puedes tener confianza en las apariciones. Cuando más despierta esté,
tanto más pesará en tu favor.
Si un guía, un hermano de otro mundo espiritual,
se te quiere aparecer, debe poder hacerlo sin despojar tu conciencia.
Puedes acercar tu mano a su costado, como Tomás, el incrédulo.
Sería fácil evitar las apariciones y sus peligros.
No tendrías que hacer más que comportarte como un hombre corriente. Pero,
¿qué ganarías con ello? Seguirías siendo un prisionero en la cárcel de
tu cuerpo hasta que el verdugo "Muerte" te llevase al patíbulo.
El deseo de los mortales de ver los seres sobrenaturales
es un grito que despierta incluso a los fantasmas del infierno, porque
este deseo no es puro...; porque es avidez más que deseo, porque quiere
"asir" de un modo cualquiera en vez de gritar para aprender a "dar".
Todos los que consideran la Tierra como una cárcel,
todas las gentes piadosas que imploran la liberación, evolcan sin darse
cuenta el mundo de los espectros. Hazlo tú también. Pero conscientemente.
Para los que lo hacen inconscientemente, ¿existe
una mano invisible que pueda sacarlos del pantano que los absorbe? Yo
no lo creo así.
Cuando, en el camino del despertar, cruces el reino
de los espectros, comprenderás poco a poco que son sencillamente ideas
que puedes ver de pronto con tus ojos, porque el lenguaje de las fomas
es diferente del del cerebro.
Entonces llega el momento en que se cumple la transformación:
los hombres que te rodean se convertirán en espectros. Los que has amado
se convertirán de golpe en larvas. incluso tu propio cuerpo.
No se puede imaginar soledad más terrible que la
del peregrino en el desierto, y quien no sabe encontrar el manantial de
agua viva en él, se muere de sed.
Todo lo que te digo se encuentra en los libros
de los hombres piadosos de todos lo pueblos: el advenimiento de un nuevo
pueblo, la vigilia, la victoria sobre el cuerpo y la soledad. Y, sin embargo,
un abismo infranqueable nos separa de esas gentes piadosas: creen que
se acerca el día en que los buenos entrarán en el paraíso y los malos
serán arrojados en el infierno. Nosotros sabemos que llegará un tiempo
en que muchos se despertarán y serán separados de los durmientes, que
no pueden comprender lo que significa la palabra vela. Sabemos que no
existe el bueno ni el malo, sino sólo el justo y el falso. Creen que velar
significa mantener los sentidos lúcidos y los ojos abiertos durante la
noche, de modo que el hombre pueda hacer sus oraciones. Nosotros sabemos
que la vigilia es el despertar del yo inmortal y que el insomnio del cuerpo
es una consecuencia natural. Creen que el cuerpo debería ser abandonado
y despreciado porque es pecador. Nosotros sabemos que no hay pecado; el
cuerpo es el principio de nuestra obra, y hemos bajado a las Tierra para
convertirlo en espíritu. Creen que deberíamos vivir en la soledad con
nuestro cuerpo para purificar el espíritu. Nosotros sabemos que nuestro
espíritu debe ante todo ir a la soledad para transfigurar el cuerpo.
Tú debes elegir el camino a tomar: el nuestro o
el suyo. Debes obrar según tu propia voluntad.
No tengo derecho a aconsejarte. Es más saludable
coger por propia decisión el fruto amargo de un árbol que ver colgado
un fruto dulce aconsejado por otro.
Pero no hagas como muchos que saben que está escrito:
examinarlo todo y conservar sólo lo mejor. Hay que andar, no examinar
nada y retener lo primero que viene.
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