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    LA TRÍADA PNEUMÁTICA; Análisis de la obra y vida de H.P. Lovecraft, Hermann Hesse y Yukio Mishima


    En tiempos recientes diferentes escritores y poetas, han expresado de diferentes maneras ese sentimiento de no-pertenencia al mundo y a la oprobiosa modernidad, expresión que delata ese espíritu trascendente y (lo que el gnosticismo denomina) pneumático. Ese sentimiento nostálgico al ver el colapso de la civilización, su decadencia irrefrenable, el vivir en un mundo cada día más corrompido y agotado espiritual, moral y socialmente, como si reportaran melancólicamente las más oscuras horas crepusculares del Kali Yuga. Esta tendencia podemos verla reflejada en los escritos de tres autores particularmente pneumáticos y atormentados por esta decadencia horrible que "infernaliza” cada día más al mundo: el suizo-alemán Hermann Hesse, el estadounidense H.P. Lovecraft y el japonés Yukio Mishima. Escojo estos tres escritores porque, a pesar de la distancia geográfica entre los tres, los paralelismos entre ellos son muchos.

    Si bien cada uno nació y vivió en diferentes continentes; América (Lovecraft), Europa (Hesse) y Asia (Mishima), son contemporáneos y tienen muchas similitudes aparte de ser escritores.



    El nacionalismo racial

    Los tres sentían una nostalgia profunda por tiempos antiguos, más remotos y más dignos, donde la decadencia no había llegado a extremos tan aberrantes como los de la Modernidad de hoy en día. Los tres eran nacionalistas de su respectivo pueblo, aunque su nacionalismo era racial, pues Lovecraft, por ejemplo, sentía mayor lealtad hacia todo lo anglosajón aún cuando estuviera separado por el Atlántico. Para Lovecraft era mucho más hermano un británico, aunque fuera políticamente ciudadano de otro país, que cualquiera de los múltiples inmigrantes de aspectos extranjeros e híbridos que él encontraba tan grotescos y desagradables, aún cuando estos inmigrantes pudieran ostentar la nacionalidad "americana”. Para Lovecraft, la guerra de independencia americana fue una tontería, una locura incomprensible para él, una pelea infantil que separó políticamente a una misma nación: la anglosajona. Lovecraft era devoto de la defensa nacionalista de la cultura anglosajona que observaba, muy para su horror, siendo absorbida por una pesada masa hambrienta de pueblos mestizos cuya marejada migratoria se incrementada día tras día como un oleaje imparable y venenoso que, a ojos de Lovecraft, amenazaba a Estados Unidos.

    Mishima no tenía el mismo problema en cuanto a las nacionalidades artificiales basadas en conceptos políticos y no raciales, su nacionalismo estaba dirigido hacia la raza japonesa, raza guerrera forjadora de un poderoso imperio aristocrático, militarista, solar y viril. Mishima observaba con añoranza el pasado glorioso japonés ante la espantosa decadencia que había reducido a su nación a una parodia agotada moral, social y espiritualmente.

    El nacionalismo de Hesse era algo más abstracto y metafísico, pero al mismo tiempo, más nietzscheano. Hesse deja patente este nacionalismo racial en su libro Demian donde menciona a una raza de seres superiores que se alza sobre la humanidad con natural autoridad.



    Amor por la Tradición

    Lovecraft fue siempre un apasionado de la defensa de la Aristocracia, como él la entendía, no necesariamente asociada a la tenencia de dinero o riqueza, sino asociada a la dignidad. Así, él, que era pobre y malvivía de un ingreso miserable, era más digno, más honorable y más aristocrático por su estirpe aristocrática extraída de las familias de Providence, de la élite anglosajona colonizadora de Nueva Inglaterra, que cualquier judío, negro o chino que pudieran tener una fortuna.

    De forma similar Mishima añoraba los antiguos tiempos gloriosos japoneses bajo el sistema honorable del feudalismo samurai (él mismo era descendiente de una noble familia de samuráis) y la estructura de castas de Japón que tantas similitudes tenía con el sistema de castas hindú. No en vano, Mishima, intentó revitalizar el espíritu fascista colapsado tras la Segunda Guerra Mundial con la creación de la Sociedad del Escudo, organización con sus uniformes, saludos e ideales que fomentaba la resurrección del fascismo japonés, pero sin éxito, pues ya Japón hacía muchas décadas que había sido purgado del espíritu fascista. Y es que además Mishima tuvo una niñez muy similar a la de Lovecraft: sobreprotegidos por una potente figura materna (la abuela en el caso de Mishima y la madre y las tías en el caso de Lovecraft) quienes les evitaron el realizar un proceso de crecimiento físico, atlético y viril, y les privaron del desarrollo de su masculinidad, volviéndolos introvertidos y tímidos, pero al mismo tiempo, explotando aún más su parte espiritual e intelectual gracias al aislamiento que sufrían y que les impedía socializar con otros niños. Esto los llevó a imbuirse en literatura de todo tipo que cultivó su imaginación. Algo similar aconteció con Hesse, como nos narra en sus Cuentos autobiográficos, y como, en cuanto consiguió un empleo como librero que, si bien lo aisló aún más socialmente, también le alimentó la mente y el espíritu. Los tres se sentían ajenos en el mundo, extranjeros de una sociedad humana misteriosa y los tres se refugiaron en los misteriosos libros de sus antepasados, de sus abuelos que, como bien podemos deducir, además de aventuras y fantasías simbólicas, contenían conocimientos esotéricos de filosofía, hermetismo, teosofía y gnosis.



    El fascismo

    Lovecraft era simpatizante del fascismo, quizás en parte por el exacerbado racismo, xenofobia y antisemitismo que lo caracterizó y que resaltaron todos sus amigos y su esposa (de origen judío pero con quien solo estuvo casado un par de años y no engendraron ningún hijo mestizo). Menciona incluso un sistema de "socialismo fascista” de tinte aristocrático en el gobierno de la Gran Raza, una especie extraterrestres más antigua que la Humanidad en La sombra fuera del tiempo.

    También abiertamente fascista era Yukio Mishima, quien incluso intentó fundar un movimiento neofascista japonés, la Sociedad del Escudo, que no prosperó mucho.

    Algunas voces en el Sistema han mencionado que Hesse era crítico de la Alemania Nazi, de Hitler y del antisemitismo, pero lo cierto es que Hesse fue amigo cercano del Nacionalsocialista y hitlerista esotérico Miguel Serrano y de Carl Gustav Jung que también era un simpatizante (aunque no miembro activo) del Nacionalsocialismo, conformando con ellos lo que Serrano llama "el Círculo Hermético”. Hesse, que era pacifista quizás por su mismo espíritu pneumático que se sentía distanciado de todo lo material, pudo ser crítico de las aplicaciones operativas y mundanas del Nacionalsocialismo, pero al mismo tiempo su obra refleja coincidencia plena con la filosofía y cosmovisión del hitlerismo esotérico.



    La expresión literaria

    En sus escritos vemos nuevos paralelismos, a pesar de que fueran escritores de géneros muy dispares. Hesse es el que se muestra más directamente influenciado por los principios gnósticos como demuestra su obra más "gnostificada” Demian, de poderoso simbolismo anti-demiúrgico, con sus ácidas críticas al cristianismo y la dramática escena donde mata a Dios con sus propias manos. En Siddharta, Hesse demostraría la influencia que ejerció el pensamiento budista en su espíritu, con una obra tan triste y melancólica como es espiritual, y que simboliza el más profundo desapego a lo material por parte del personaje principal, cuyo nombre evoca a Buda (a quien el personaje mismo conoce, en una doble interpretación como si Gautama y Siddharta fueran dos entes diferentes, uno físico y otro espiritual, uno el receptáculo carnal y otro el Arquetipo de planos superiores, como la duplicidad Jesús-Kristos). Pero sería en El lobo estepario, donde Hesse manifiesta más fuertemente la impertenencia y la crisis existencial que acompaña al gnóstico. El Lobo Estepario es un ser solitario, atormentado por un conflicto doloroso entre dos naturalezas, incapaz de realmente sentirse parta de una sociedad a la cual no pertenece y que le obliga a reprimir su naturaleza lobuna, incompatible con la "humanidad” supuestamente civilizada de la Modernidad en decadencia. También se percibe la influencia de Jung (amigo y analista de Hesse) al encuentro con Armanda, el "ánima” del Lobo estepario, en el sentido del Arquetipo jungiano que nos dice que en nuestra psique nuestro Self, o Yo Superior siempre se manifiesta con el sexo opuesto.

    Lovecraft se especializaría en la literatura de terror y ciencia ficción macabra. El cosmos lovecraftiano es un lugar tenebroso y horrible habitado por entes monstruosos. Lovecraft representa al Demiurgo, según algunos, en Azathoth, el Sultán de los Demonios, dios loco y ciego en el centro del caos que vomita espumarajos y pronuncia blasfemias. Una imagen verdadera retorcida pero muy arquetípica del Yaweh bíblico desde la mente de Lovecraft. Otros consideran que el Demiurgo lovecraftiano es realmente Cthulhu "el verdadero amo de este mundo” que duerme en las aguas esperando su regreso y que tiene muchos adoradores tanto humanos como monstruos. En todo caso, para Lovecraft, el universo material era una fuente de horrores impensables y escalofriantes. El pesimismo y el existencialismo lovecraftiano, casi rozando el nihilismo, es patente en su trágica obra repleta de situaciones oscuras y terribles, de realidades enloquecedoras y de finales usualmente desastrosos y fatídicos.

    Mishima era un escritor más sensible y romanticista. Sus textos están repletos de relatos trágicos y existencialistas. En El marino que perdió la gracia del mar se percibe una atmósfera simbólica de añoranza hacia el Japón tradicional. Su obra cumbre fue la tetralogía de Nieve de primavera, Caballos desbocados, El templo del alba y La corrupción de un ángel. La última parte de la misma se publicó póstumamente pues Mishima sabía que iba a morir antes de publicarla mediante el suicidio ritual o seppuku. Esta obra es más un manifiesto sociopolítico de gran valor estético y de una belleza narrativa enorme y muy sensible. Notorio testamento de despedida de un alma sufrida.

    Las tendencias suicidas de los tres son otro ejemplo. El suicidio no era visto como algo negativo por las sociedades paganas arias más cercanas al Espíritu que a la Materia si se veían como una forma de preservar el honor. El ario no le temía a la muerte porque sabía que su Espíritu era eterno y existiría por siempre, que otra vida le esperaba y que con suerte, un plano superior también. Solo los pueblos sin alma y sin creencias en la vida después de la muerte temen a la muerte y solo aquellas religiones que pretenden atar los Espíritus a la materia condenan el suicidio. Esto, claro está, entendiendo el suicidio únicamente como salida honorable ante una situación desesperada, como las mujeres guerreras rajputs en India que se inmolaban antes de ser abusadas por los invasores mahometanos o como el suicidio ritual samurai que anteponía la pérdida de la vida a la pérdida del honor.

    Hesse también tuvo tendencias suicidas que causó su internamiento en un hospital psiquiátrico. Los biógrafos coinciden en que Lovecraft también contempló el suicidio en algunas ocasiones, especialmente tras la pérdida de su hogar familiar (y el dolor que esto implicaba en su psique) y tras el suicidio de otro gran escritor de estilo racialista y amigo cercano de Lovecraft, Robert E. Howard.

    Pero de los tres, solo lo materializaría Mishima quien junto a sus amigos cercanos "tomó” un cuartel de las Fuerzas de Autodefensa de Japón, ataron al comandante y luego Mishima pronunció un sentido discurso a la muchedumbre de soldados con ciertas exigencias, entre ellas que se devolviera al Emperador al poder. Tras recibir solo burlas de los soldados, Mishima se suicidó junto a uno de sus amigos en el ritual nipón requerido.

    Sin embargo es obvio que Mishima sabía que su esfuerzo por restaurar la monarquía sagrada y jerárquica nipona estaba destinado al fracaso. Mishima se sintió siempre culpable por no haber podido ser soldado durante la Segunda Guerra Mundial debido a su mala salud y no haber podido tener una muerte heroica.

    Pero ¿por qué ansiaban suicidarse estos tres grandes hombres? ¿Y por qué sus escritos son tan dramáticos, tan trágicos, tan melancólicos y, sobre todo, tan pesimistas?

    Lo más probable es que los tres sean víctimas de su espíritu penumático. Los gnósticos consideraban que había tres tipos de personas; los hílicos que eran seres totalmente consumidos por la materia, sin ningún matiz espiritual o intelectual, es decir, el animal-hombre tan abundante en esta era degenerada. Los psíquicos que eran personas de gran intelecto donde dominaba la mente, personas de gran inteligencia pero que les faltaba la parte espiritual (aún así, el psíquico puede alcanzar la salvación si logra evolucionar al siguiente paso), y finalmente los pneumáticos, donde domina el Espíritu, personas más preocupadas por lo metafísico y lo espiritual, con una muy potente dosis de consicencia mística y espiritualidad. En el hílico domina el cuerpo, en el psíquico el alma y en el pneumático la mónada o Espíritu, la fuente de Luz pre-material.

    Ante una situación así de difícil ¿Qué se puede esperar de una persona salvo una atormentada psique presa de la melancolía de existir en un universo infernal, doloroso y tortuoso? Y peor aún, los pneumáticos tienden a ser personas que añoran las épocas pasadas y que son devotos de la Tradición, personas que ven siempre tiempos pasados como mejores y más dignos, para ellos la decadencia de la humanidad moderna se torna insoportable, una verdadera tortura insufrible, y no se les puede culpar porque tengan tendencias suicidas.

    No ahondaremos en este momento en la sexualidad de los tres (de los tres se dice que tenían tendencias homosexuales o bisexuales) en realidad eso no viene al caso, pues esta parte de sus vidas, de ser cierta, no afecta sus logros en otros aspectos y sus aportes a la Causa y a la cultura. Además, como buenos pneumáticos, el sexo nunca fue de gran importancia para ellos.

    Howard Phillips Lovecraft, Hermann Hesse y Yukio Mishima fueron tres seres atormentadas por un mundo enfermo y corrompido que les era ajeno y chocante. Fueron tres espíritus nostálgicos que sentían una gran admiración por las antiguas glorias de sus pueblos, por el orden tradicional y la dignidad de la verdadera aristocracia, que veían en el pasado una época más sublime, que eran fieles nacionalistas y racialistas, que odiaban profundamente a la entidad que, de una u otra forma, asociaban al Demiurgo o a su obra, que simpatizaron con la resurrección mística de ese pasado tradicional más glorioso que trajo el fascismo y, sobre todo, eran excelentes escritores que otorgaron a la Humanidad una obra bellísima, sofisticada y de incomparable calidad.
    Categoría: Filosofía | Ha añadido: Marshall (2011-Oct-26) | Autor: Matt Marshall E
    Visiones: 919 | Comentarios: 1 | Ranking: 5.0/1
    Total de comentarios: 1
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    1 deathworld   (2011-Oct-28 4:33 PM) [Material]
    estos tres hombres me recordaron a mi, que bueno que no soy el unico loco en este mundo

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