La reunión del poderosísimo Club Bilderberg
realizada entre el 5 y 8 de mayo del 2005 aglutinó a una gran cantidad de
curiosos personajes de la aristocracia global. Algunos de los hombres más
poderosos del mundo. Entre ellos se encontraba el entonces presidente del Banco
Mundial, el judío Paul Wolfowitz, el judío Jean-Claude Trichet gobernador del
Banco Central Europeo, el judío Eival Giladi representante del entonces primer
ministro israelí y criminal genocida de guerra Ariel Sharon, el judío George A.
David, presidente de la Coca-Cola así como otros directivos de grandes y
poderosas corporaciones multinacionales, altos mandos políticos, miembros o
representantes de casas nobles europeas, etc. ¿A que se reunieron? Según una
fuente "insider” que filtró información al respecto, llamado Daniel Estulin, su
meta es: "…la creación de un gobierno mundial único, con su propio ejército,
moneda y religión. Todo ello bajo el mandato de las Naciones Unidas que ellos
mismos controlan”.
Pero el Grupo Bilderberg se ha estado reuniendo
frecuentemente desde que fue fundado en 1954 por el judío Joseph Retinger, el
judío Henry Kissinger y la familia real holandesa con el apoyo de la familia
Rothschild y la Rockefeller, dos de los clanes más poderosos y adinerados del
mundo, ambos de origen hebreo. Estos han participado de todas las sesiones del
siniestro sanedrín religiosamente. De hecho, a la reunión del 2005 asistieron
Martin Taylor el vocero internacional de la corporación judía Goldman Sachs,
Judith Rodin presidenta de la Fundación Rockefeller, Franco Bernabé (sefardita)
vicepresidente de la Casa Rothschild de Europa y, por supuesto, Kissinger y
David Rockefeller (cuyo padre John Rockefeller Jr. donó el terreno donde se
construyó la sede de las Naciones Unidas), miembros fundadores y también
miembros de la junta directiva de JP Morgan Internacional (todos judíos). Los
asistentes son también escoltados y custodiados por agentes de la CIA, el MI6 y
el Mossad.
Ahora, cabría preguntarse ¿Quién paga las
onerosas facturas de estancia de tan destacados invitados en hoteles de lujo y
con fastuosas comidas? Pues esto recae sobre una sola familia; los Wallenberg
de Suecia, la familia más rica de dicho país y, nuevamente, judíos. Por cierto
cabe destacar que la esposa del entonces secretario general de Naciones Unidos,
Kofi Annan, pertenecía a la familia Wallenberg.
Ahora bien, por supuesto que no todos los
asistentes a las reuniones del Grupo Bilderberg son judíos, pero hasta ahora podrá
notarse que al menos la mitad o más lo son. Además de que algunas de las
familias más acaudaladas como los Rothschild, Rockefeller y Wallenberg, y las
corporaciones y bancos más ricos del mundo casualmente de capital judío como JP
Morgan, Coca-Cola o Goldman Sachs son hebreos.
Otro dato curioso que podría acallar a
cualquiera que quiera argumentar que todo esto son divagaciones conspiranoicas
antisemitas totalmente infundadas, es que la Oficina de Conocimiento en
Información (Information Awareness Office) cuyo símbolo es la pirámide y el ojo
Illuminati, tiene su sede en el edificio de la Corte Suprema de Israel (mismo
que fue construido por los Rockefeller con un diseño de simbología masónica).
Esta siniestra oficina fue creada por los gobiernos de Israel, Estados Unidos y
Reino Unida para recabar toda la información personal privada posible que
circule por Internet y otros medios electrónicos, y usarla a favor de estos
estados para supuestamente combatir el terrorismo, cuando en realidad es
únicamente una forma más de hacer realidad la pesadilla orweliana del Big
Brother.
El grupo se reúne cada año (excepto 1976 cuando
se destapó el Escándalo Lockheed que involucró al entonces presidente del
grupo, el príncipe Bernardo de Holanda, en un caso de corrupción).
Por supuesto que el Grupo Bildeberg es
únicamente uno de los engranajes dentro de una telaraña mucho más intrincada de
grupos y sociedades secretas más complejo y elaborado. Retroceder en el tiempo
recontando las conspiraciones implicaría un recuento histórico demasiado
extenso, por ahora digamos solamente que esta conspiración se ha estado
fraguando por siglos. Existe en Estados Unidos una interesante sociedad secreta
conocida como el "Bohemian Club” o Club Bohemio. Este grupo de élites mantiene
vivos los rituales sangrientos de los druidas en el Bohemian Grove en Sonoma,
San Francisco. Los miembros se reúnen en esta lejana propiedad rural y rodeada
de espacios boscosos, con túnicas blancas frente a un enorme tótem del dios
cananeo Moloch, allí queman un muñeco de paja al que llenan de todas sus culpas
y crímenes expiándose ritualmente. A este siniestro grupo pertenecen figuras
como George Bush, Henry Kissinger, David Rockefller, Thomas Watson (el director
de IBM), el ex director de la CIA William Casey y el ex director del Banco
Mundial W. Clausen.
Algunos ex bohemios arrepentidos y
aterrorizados revelan macabros relatos donde denuncian que los miembros del
Club realizan verdaderos sacrificios humanos en honor a Moloch y hacen
espantosas cacerías humanas a través de los bosques cazando como a animales a
ex servidores ancianos que "saben demasiado” o a indigentes y niños escapados.
Esto es importante destacarlo, pues el culto a
Moloch (el Demiurgo o Dios de Israel, el Jehová bíblico) ha sido practicado con
sacrificios humanos desde la prehistoria, aparentemente de forma ininterrumpido
como denotan los muchos casos documentados de sacrificio ritual judío. Según
autores como Moyano y Serrano los druidas eran perpetuadores de este culto
escalofriante razón por la cual hoy son famosos por sus sangrientos
sacrificios.
Muchos grupos neopaganos y revivalistas celtas
se declaran druidas, sin serlo realmente, al menos no de linaje. Hablamos de
toda clase de grupos como wiccanos, logias masónicas y simples clubes seculares
de filosofía y cultura celta. La mayoría usa el término "druida” muy
ligeramente. Los verdaderos sucesores de los Druidas y su culto a Moloch están
presentes en el Bohemian Club.
Pero, si lo que aduce Estulin es verdad, el
objetivo final de los judíos, druidas y sus esbirros (masones, illuminatis,
bilderbergers, etc.) es la consecución final del Nuevo Orden Mundial; la
creación de un gobierno global controlado por ellos y con una religión mundial.
En términos religiosos podemos ver la misma
infección judaica en muchas religiones. La religión Hare Krishna, una versión
"Light” y universalista del hinduismo, no reconocida por el hinduismo ortodoxo,
y que provocó una blasfema versión sincrética con el cristianismo, fue
patrocinada casi enteramente por el judío homosexual y marxista Allen Ginsberg,
intelectual y escritor estadounidense. Ginsberg también abogaba por la
legalización y consumo de todas las drogas y la eliminación de las leyes para
la edad mínima de consentimiento sexual, siendo uno de los dirigentes de
NAMBLA, la asociación estadounidense de pedófilos que buscaba legalizar las
relaciones sexuales entre hombres adultos y niños. Ginsberg recibió en el
aeropuerto al "gurú” de la India Prabhupada, líder de la secta hare krishna, a
quien asistió con dinero y contactos. Posteriormente la secta sería famosa o
infame por sonados casos de abuso sexual infantil y tráfico de drogas en
Estados Unidos.
Pero si los judíos crearon a los Hare Krishna,
también es evidente que están detrás de la secta sionista conocida como la Fe
Bahá’í originaria de Irán y creada por la masonería británica para destruir el
Islam. La sede mundial del bahaísmo se encuentra en Israel y entre sus metas
principales se encuentra: la eliminación del "racismo” y todas las formas de
discriminación y la creación de un gobierno planetario mundial. Pocas
religiones tienen fines tan abiertamente universalistas y pro-Nuevo Orden
Mundial.
Es a partir del Concilio Vaticano II que la
Iglesia Católica cae en las garras de la Masonería cuando, según el periodista
Pier Carpi, la B’nai B’rith (la logia masónica jefa de todas las demás y
exclusivamente judía) presionó a los cardenales masones para que eligieran Papa
a Juan XIII, simpatizante marxista e iniciado en la masonería en Turquía. Sus
sucesores han sido casi todos judíos, incluyendo a Pablo VI hijo de la judía
Judith Alghisi y conversa al catolicismo para casarse con su padre Giorgio
Montini, así como Karol Wojtyla, el futuro Papa Juan Pablo II quien era judío
por parte de su madre lituana e incluso tuvo una novia judía llamada Ginka Beer
cuando era joven en Polonia, y el más reciente Benedicto XVI quien desciende de
la poderosa familia judía Taube, una familia de destacados rabinos y
cabalistas. Benedicto XVII es probablemente un verdadero Sumo Sacerdote del
judaísmo, aunque secretamente.
Excepción fue Juan Pablo I, Papa que murió
asesinado a un mes de haber sido electo Papa. La Iglesia Católica de Benedicto
XVI ha abogado abiertamente por la creación de un gobierno mundial y su
"ecumenismo” está cada día más cerca de crear una religión global.
Por supuesto que para esto se requiere de la
oscura figura del Anticristo, quien ya debe ser un reputado político mundial.
Su identidad, sin embargo, resulta imposible de descifrar. Todo tipo de teorías
han cundido al respecto, algunos grupos dicen que es Barack Obama,
otros que es Javier Solana
y otros aluden al ex alcalde de Tel Aviv y ex ministro israelí Roni Milo.
Nos encontramos, eso sí, en una encrucijada
radical en la historia humana. El esperanzador crecimiento de algunos partidos
antisinárquicos en Europa como el Frente Nacional francés, Amanecer Dorado en
Grecia, el Jobbik en Hungría y esperemos que pronto veamos otras nuevas
noticias en cuanto al crecimiento del nacionalismo y de los partidos de tercera
posición en otros países europeos, junto a las posturas nacionalistas y
antisionistas de algunos países como Irán y Rusia (sin ser estos de tercera
posición, por supuesto, pero al menos en apariencia contrarios al Nuevo Orden
Mundial) puede o catapultar la Tercera Guerra Mundial contra el sionismo o bien
impedir mediante un bloque euro-ruso la creación del gobierno global y el
triunfo final de la sinarquía judía sobre la humanidad, como profetizó David
Lane en su novela KD Rebel. Solo nos resta esperar y seguir alzando la voz de
denuncia contra la Sinarquía y sus planes de dominio planetario judío.
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