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EL HITLERISMO Y LA
DONACIÓN DE ÓRGANOS
(Carta de Miguel Serrano)
Se aceleran los signos del Apocalipsis. Cada vez más Chile se convierte en
un satélite del Gobierno Mundial y de sus dictados psicotrónicos. Los medios de
comunicación, la prensa, son controlados por "comisarios” ubicados en puestos
claves; pertenecen al "pueblo elegido”. Ya casi nada se publica sin su
aprobación. Y la orgia, frenesí actual de ¨donación de órganos¨, aquí en Chile,
es altamente sospechoso, pues la Biblia nos revela que ellos son el alimento
preferido de Jehová. Y también lo serán del Mesías robótico, del Robot
Genético, que pronto se entronizará en
la cúspide de la Pirámide del Gobierno del Nuevo Orden Mundial.
La siguiente carta fue enviada a todos los medios de difusión del país.
Sólo unos pocos la publicaron.
Señor Director:
La verdadera orgía político-demagógico-electoral de la donación de órganos
es algo inmoral y escandaloso para quienes tienen un verdadero sentido
espiritual y religioso de la vida. El cuerpo humano no es una máquina que pueda
intercambiar tuercas, pernos y poleas. Además, "nadie se muere en las
vísperas”, como dice la sabiduría popular. Prolongar la vida de un cuerpo más
allá de la hora del Destino (del Karma,
como piensan los hindúes) es un pecado metafísico. O es un materialismo
extremo; es no creer realmente en "un más allá de la vida” y un terror pánico a
la muerte.
Nos acercamos, así, a un fin de mundo, al parecer. La locura es colectiva,
total. Se crearán "bancos de riñones”, "de hígados”, "de corazones”; se harán
trasplantes con vísceras de animales. Con el tiempo se venderán en los
supermercados, especificando las razas y los países: de Taiwán, de Indochina,
de Japón. Será un negocio más, dentro de la economía social de mercado. Los
donantes cobrarán en vida. Y los hospitales y los médicos, felices. ¡Todo
aprobado por el Parlamento! Los presidentes y vicepresidentes de las Cámaras
altas y bajas se arrepentirán luego de su gesto altruista, de haberlos donado
gratis; aunque se compensarán con los votos
de sus electores agradecidos.
Hay una contradicción muy grande en
la posición de la Iglesia Católica, al propiciar hoy entusiastamente la
donación de órganos humanos, de los "restos mortales”, según ha definido al
cadáver. Cabe preguntarse: ¿Y la "resurrección de la carne”? ¿Qué es lo que va
a resucitar? ¿Un cascarón, una momia, sin entrañas, sin riñones, sin corazón,
sin ojos? ¿Así resucito Jesús? Para los
espiritualistas, el cuerpo, con todos sus órganos, es la replica de otro cuerpo
espiritual, que aquí, en este plano de la Tierra, se "representa”, se
reproduce, se plasma, siendo como el revelado de un negativo, y, por lo mismo,
también espiritual y no intercambiable. Todo esto debe ser devuelto a su origen
con la muerte y, más aún, con la resurrección; puesto que sólo ha sido
prestado. Lo demás es destruir el propio "negativo”, sin posibilidad alguna de
otra reproducción ni menos de vida eterna. La disolución por los gusanos del
cuerpo muerto no es su destrucción, sino una liberación, sino una liberación de
la energía de cada órgano, para restituirlo a su existencia invisible, de otra
sustancia más sutil, espiritual, o más espiritual, donde cumple otras funciones
que aquí nos son desconocidas.
En Chile estamos entrando en el
callejón sin salida del más atroz materialismo. Las máquinas prolongan la vida
de cadáveres vivientes; el trasplante de órganos, la cibernética, van a
intervenir, modificando el Karma, alterando
o contraviniendo la voluntad de la Divina Providencia, que es auténtico Amor.
La posición del Hitlerismo Esotérico, del Nacionalsocialismo, es absolutamente
contraria al trasplante y a la donación de órganos del cuerpo humano y también
de los animales, y a la prolongación artificial de la vida. En la Batalla de
las Ardennes, casi al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los SS, gravemente
heridos, que pudieron ser salvados con una transfusión de sangre extraña,
prefirieron la muerte a aceptar.
Ésta es
también nuestra posición extrema.