![](http://i47.tinypic.com/sgj2va.jpg)
¿Tienes tú también un corazón humano, oscura noche? ¿Qué es lo que guardas bajo tu manto, que, invisiblemente poderoso, llega hasta mi alma?
-Novalis
El Sol Negro de la medianoche polar es el emblema de los Peregrinos de la Gran Ansia y es también, el origen de nuestra Hermandad, el vacío alucinante que nombra y crea a nuestro Círculo de Fieles del A-Mor. El Sol Negro es el símbolo supremo de la supresión del orden visible, de la victoria sobre la realidad demiúrgica, "luminosa”, engañosa. Es también la puerta de entrada y salida de este universo pesado. En la "Oración a la Estrella de la Mañana”, el maestro Miguel Serrano invoca el signo arcano: ¡Oh, Sol Negro! Absórbeme en tu maelstrom Alucinante, En tu muerte mística…
El Sol Negro absorbe, aniquila, invierte o reintegra el universo visible a su principio, por lo mismo, libera los cuerpos sutiles atrapados en la materia muerta, salva a los Dioses prisioneros en el universo espacio-temporal del Señor de la Tinieblas. Es el sol nocturno de los caminantes, que sólo se hace visible ante la "formula mágica”, el encantamiento de la noche, que da vida a realidades desconocidas para la luz del sol de oro, para el mundo terrenal y profano. La noche es sagrada, es temida por los débiles que ante sus misterios se ocultan en el sueño. Para nosotros es la hora del Rito Secreto, de la Revelación de los Misterios, de la Iniciación, de la Lealtad. La noche tiene su propio sol luminoso cuya "inexistencia existente”, como la Flor del Maestro, es más real que el sol de oro. Allí está la amada esperando en su gesto ritual, invisible, en el centro del Sol Negro, donde se encuentra "la eternidad de los mundos”, donde se disuelve el espacio y el tiempo. Novalis diría que el "secreto sacrificio del Amor” arde en ese centro eternamente, se consume eternamente, "vive” eternamente. Es el símbolo de la muerte iniciática, de la muerte y resurrección, del camino "oscuro” del A-Mor, amor sin muerte, sin tiempo, del éxtasis perpetuo, del camino de la inmortalidad. Y desde ese punto se asoma un ojo, una mirada…
Vienes, amada… La noche está aquí… Arrebatada está mi alma… Allá lejos queda el día terrenal Y tú eres de nuevo mía.
-Novalis
Más allá de los simbolismos, de las descripciones de la razón ilusoria, el Sol Negro es sobre todo Nostalgia, como la Nostalgia del A-Mor, porque "quizá los amados nos añoran también y nos enviaron un soplo de la nostalgia”, y ese Sol de mil rayos, el Molino de Wotan, nos inspira y nos llama al retorno, al reencuentro con ella, con el.
El sol de oro parece querer revelarnos otra realidad más allá de su doliente transito diario. Helios en su figura circular, igualmente prisionera, quiere señalarnos solidariamente los contornos de Otra Realidad. Un error de nuestra vista al mirar de frente al sol crepuscular, nos señala los contornos del Otro Sol, tal como podría verse a través del orificio horadado en la roca de los Externsteine, en esa extraña capilla en medio del lugar más sagrado de Alemania.
Este Sol esencial del Hitlerismo es representado en la cruz rotatoria, axial, que es la Swastika, la que trae el bien a los arios, único símbolo de protección, de combate y transformación, de redención y liberación. El Sol Negro se nos ha manifestado en la forma de la Cruz, entendida como una fisura, una posibilidad de reintegración de lo que fue disperso a la luz, en la confluencia extática y silenciosa de lo masculino y lo femenino, del cielo y la tierra; de los cuatro elementos en el éter, sutil, sublime, increado; lo horizontal y lo vertical y todas las oposiciones visibles a la luz del sol de oro. Es también la ausencia del color, ante la ausencia de la luz o el reflejo de un color nunca visto por los ojos de la carne.
La representación que nos ha llegado del Castillo de iniciación SS, en Westfalen, sin duda ha sido revelada a los altos guías de la Orden Negra y ha dibujado en el mármol nuestra ancestral Swastika en un movimiento infinito irrefrenable, inasible, imposible de comprender, sólo sentido y asimilado en zonas desconocidas de nuestro ser. La Swastika visible que ha acompañado al hombre desde tiempos remotísimos, se descompone en la doble runa Sieg de la Orden Negra, la más poderosa de las runas, el rayo de la Victoria sobre el orden "natural”, el rayo de Shiva que destruye al demonio y también a los "Asuras”, los "sin dios”. Y la doble runa Sieg de cada iniciado forma al final de la ruta la Swástica UR, con la ayuda de Isis, un Yo absoluto, el huevo indiviso. La multiplicación concentrada de runas Sieg forma ese símbolo misterioso, como la suma de varios Yo Absolutos, varios huevos reintegrados, Elella y Ellael, Dioses y Diosas confluyendo en el centro innombrado, del silencio absoluto.
Por lo anterior, es posible distinguir a través de esas sutilezas una diferencia entre la Swastika en su representación tradicional de cuatro brazos proyectados desde un centro inmóvil, extático, y el símbolo expuesto en el castillo iniciático SS, que no busca expresar el movimiento ni la velocidad de la Swastika, sino la confluencia de infinitas posibilidades vueltas al origen, irradiadas desde el origen y reintegradas al origen, como seres absolutos, hombre y mujer absolutos, el misterio mismo de la iniciación SS, de los 12 iniciados, de las piedras pulimentadas que guardan el centro, el fuego central, Shiva y Parvati, Frater et Soror y en lo alto de la bóveda el símbolo del sol negro, descompuesto en sus extremos como cuatro runas Sieg o a la inversa. Elella y Ellael.
Todo es intuido, porque nada sabemos de cuanto aconteció en esa cripta secreta, subterránea, pétrea, nocturna. Arriba, el piso de mármol revela a la luz del sol el símbolo sin luz con sus 12 runas Sieg formando 6 swásticas plenas concentradas en el Vacío, el Hoyo Negro más allá de todo polo. Seis Iniciados y Seis iniciadas y al centro el "secreto sacrificio del Amor”.
Dicho símbolo no obstante es posible rastrearlo en la antigüedad en una forma muy similar a la usada por la Orden Negra, aunque sin duda ya desvinculado de su posible origen. Le vemos como si fuera una swástica duplicada, en una figura femenina en forma de campana, decorativa o ritual. Es seguro que deben existir otras expresiones arqueológicas del símbolo que por ahora desconocemos, pero su existencia en la antigüedad queda atestiguada por esta figurilla.
Sabemos que el Sol Negro alude a una realidad más allá de lo visible, por lo tanto ya difícil de asimilar a través de nuestra razón, pero sabemos y creemos que es en la oscuridad de la noche, cuando nos guiamos sólo por nuestro instinto e impulsos más recónditos, que es posible vislumbrar esa realidad que permanece oculta al sol de oro y que el símbolo dejado en la Torre Norte de Wewelsburg nos la revela como una ofrenda de nuestros Guías Ocultos.
|