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    DEMIURGO: EL DIOS VAMPIRO (I Parte)


    Las tierras del Medio Oriente se vieron alguna vez aterrorizadas por cierta deidad de naturaleza temible y crueldad insondable. Una deidad con una sed de sangre insaciable. Se trataba del dios semita Moloc, cuyo culto demandaba el sacrificio humano, preferentemente de niños.


    Pero ¿Quién era Moloc? ¿Por qué alguien seguiría a un ser tan terrible? Historiadores griegos y romanos como Plutarco, Teodoro, Diodoro Sículo y Cletarco asociaron a Moloc con Cronos (el Saturno romano o dios del Sabbath), quizás por la costumbre que tenían ambos dioses de comer niños y los romanos mantuvieron dicha identificación. El mito de Moloc aseguraba que debido a una tragedia en el principio de los tiempos el espíritu de Moloch se había transformado a sí mismo en oscuridad al convertirse en materia, para redimirse se le ofrendaban niños que, entre más pequeños fueran mejor, ya que según esta doctrina los bebés eran los seres más cercanos a la materia, mientras que conforme la persona crece va desarrollando habilidades psíquicas y espirituales más elevadas, los bebés son todo ímpetu, todo Id, como los animales y por ende más hílicos o materiales que personas mayores.


    Moloc era representado como un demonio con cuernos usualmente en estatuas doradas con la boca abierta y los brazos receptivos. Los niños inmolados eran lanzados dentro de la bocaza del demonio y terminaban en una hoguera incandescente en su estómago. Este culto brutal era muy popular entre los cananeos, fenicios y hebreos. Los fenicios llevaron el culto hasta su colonia en Cartago y se dice que tras la derrota militar frente a los griegos sacrificaron a 300 niños inocentes de las mejores familias de la aristocracia para contentar a Moloc. El rito se le conocía como Rito Molk.


    ¿Quién era Moloc? Los romanos lo asociaban con Saturno, una deidad muy oscura del panteón latino que devoró a sus hijos para evitar que estos lo derrocaran en el futuro, pero que fue derrotado por Zeus cuya madre ocultó para que no fuera devorado. Saturno es el dios del sábado, dios del Sabbath. También está asociado con el griego Cronos, dios del tiempo. Nos dice la Biblia:


    Sabemos también que Yavéh ordenó a Abraham que realizara un sacrificio humano, la inmolación de su propio hijo Isaac (o Ismael según los mahometanos) algo que no parece sorprender al patriarca, quizás porque era una práctica común en la zona. Aún así Yavéh detiene a Abraham en el último instante y se conforma con el sacrificio de un borrego que, aunque también es un animal inocente, al menos es menos malo que sacrificar un niño. Algo similar nos dice el Génesis cuando Yavéh rechaza la ofrenda que le da Caín, una ofrenda vegetariana de cultivos, mientras recibe satisfecho la sangre del animal sacrificado por Abel. En todo caso está claro que Yavéh exige sacrificios de animales y que se siente complacido cuando matan seres vivos en su nombre. Este ritual o molk debe hacerse en holocausto, es decir, el animal sacrificado debe ser quemado de preferencia vivo, así lo ordena el Antiguo Testamento.


    Deuteronomio 12:27 "y ofrecerás tus holocaustos, la carne y la sangre, sobre el altar de Jehová tu Dios; y la sangre de tus sacrificios será derramada sobre el altar de Jehová tu Dios, y podrás comer la carne."
    Éxodo 22:29-30 "No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos. Lo mismo harás con el de tu buey y de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás.

    Génesis, 8:20Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar. 8:21 Y percibió Jehová olor grato”.


    Aún hoy en día los judíos y los mahometanos practican los sacrificios sangrientos de animales en honor a su dios. La Teosofía y otras escuelas esotéricas consideran que los animales tienen alma (aunque no tiene Espíritu o Mónada como los humanos, al menos no mientras están en ese grado evolutivo), esa esencia espiritual básica hace que su asesinato ritual acompañado del dolor y el sufrimiento del infortunado ser sea suficiente para alimentar al Demiurgo Yavéh-Moloc a quien el humus de la sangre complace como una droga y que se nutre de la energía vital, aunque otras religiones más oscuras (sectas satánicas, vuduistas y cabalísticas) lo alimentan con sangre humana que es, como descubrieron los fenicios y los cartagineses, la que más le satisface.


    Los herejes gnósticos del siglo I del cristianismo sentían que era inconcebible que un ser tan cruel fuera el mismo padre de Jesucristo quien había predicado el amor, la fraternidad y la paz. Algunos, como Marción, escribieron sendos tratados donde renegaban de cualquier influencia judía sobre el cristianismo. A este ente le llamaron el Demiurgo, dios imperfecto hijo de la diosa Sofía que era emanada por el Dios de la Luz, el Absoluto Imanifiesto perfecto e Increado que habita en la Pleroma.


    El término Demiurgo fue acuñado por Platón en su diálogo Timeas. Para Platón existían dos realidades; el Mundo de las Ideas y el Mundo de las Formas, un universo espiritual (la Pleroma) y un universo material (el reino del Demiurgo) creado e imperfecto en el cual todo es una copia torcida del Mundo de las Ideas. Para Platón el Demiurgo no es el dios supremo sino que crea el universo físico a partir de las formas preexistentes las cuales son eternas (el Pleroma). La filosofía platónica y particularmente el neoplatonismo tendrían una influencia tutelar en el gnosticismo posterior. No es de extrañar entonces que la filósofa neoplatónica Hypatia de Alejandría rechazara contundentemente al cristianismo y que, como castigo, fuera martirizada de una forma horripilante por los acólitos del Demiurgo, grupos de cristianos fanáticos al servicio del enemigo de Hypatia el obispo San Cirilo que la despellejaron viva.


    El mito de Saturno también se encuentra asociado a los conceptos gnósticos. Saturno es hijo de Urano, el dios del Cielo, concepto abstracto que puede ser fácilmente homologado a la Pleroma gnóstica y al Dios de Luz. La madre de Saturno es Gea, la diosa primordial o Sofía conocida en otras culturas como Gaia y que la Cábala llama Shekhina.


    Podría decirse que toda religión que de alguna manera fomente el sacrificio de sangre de animales o humanos es una religión demiúrgica. Este es el caso del judaísmo, del islamismo, del Vudú africano, de la Santería y de diversas formas de satanismo (Satán-Saturno) conocido globalmente como Sinagoga de Satanás. El derramamiento de sangre es sabroso para Yavéh-Moloc y esta es la señal clásica de una religión moloquita.


    El Demiurgo realiza pactos con diferentes pueblos para que estos lo adoren y se convierten en sus esclavos. El Zendavesta, libro sagrado del zoroastrismo, menciona que este fue el caso de los turanios con el dios del mal Ahrimán. Salvador Freixedo logra demostrar que el dios de los aztecas era el mismo que el dios de los hebreos dados los paralelismos entre las historias religiosas de ambos pueblos. Los aztecas, por mandato de su dios, celebraban sacrificios humanos sangrientos y practicaban la circuncisión.


    Las cartas de Amarna enviadas por los gobernadores cananeos a los faraones de Egipto de quienes eran súbditos mencionan la presencia de unas tribus de saqueadores y maleantes llamados los habiru a quienes piden asistencia para reprimir por sus múltiples crímenes en la región de Canaán. La mayoría de los eruditos consideran que los habiru eran los hebreos, que ya para esta época habían cimentado su pacto con el Demiurgo Moloc.


    Siglos después los hebreos celebrarían con devoción la festividad del Purim, una de sus fiestas más sagradas donde conmemoran la muerte de 75000 persas pasados por cuchillo incluyendo mujeres, niños y ancianos después de que la prostituta judía Esther seduce al rey persa Jerjes quien le concede su deseo; por influencia de Esther se ordena la muerte del visir antijudío Amán y su familia por crucifixión y luego se le permite a los judíos del Imperio Persa celebrar su masacre. Este baño de sangre es aún conmemorado en la fiesta del Purim que recuerda el genocidio persa con agrado por la comunidad judía mundial.


    Ya desde la Edad Media se denunciaban los famosos libelos de sangre realizados por misteriosas logias satánicas y cabalísticas. Registros históricos fiables de estos ritos sangrientos hay muchos[1][2]. Existen muchos santos cristianos que fueron canonizados como mártires por haber sido sacrificados en libelos de sangre, entre ellos William de Norwich (c. 1132 – 1144) fue desangrado por judíos, San Hugo de Lincoln (1246 – 1255) fue crucificado, Andreas von Rin[3] (1459-1462) santo patrono de los niños y no-natos murió ahorcado en un ritual judío, Santo Dominguito de Val (muerto en 1250) crucificado por judíos a los siete años según la Iglesia Católica, el Santo Niño de la Guardia asesinado por criptojudíos (que luego fueron procesados y ejecutados) en el Toledo de 1460[4], San Simón de Trento muerto por un libelo de sangre judaico en 1475, etc. Todos estos son santos oficiales de iglesias cristianas mayoritarias como la Iglesia Católica y la Iglesia Anglicana y su martirio en medio de un ritual religioso sangriento judío forma parte misma de la doctrina oficial de las Iglesias.


    Cristóbal Colón, marrano converso al catolicismo cuyos primeros viajes fueron financiados por la comunidad judía europea que buscaba una "tierra prometida” en América (de cuya existencia ya estaban enterados mediante informes provenientes de mercaderes turcos, templarios y de los mismos vikingos que habían llegado al continente mucho antes que Colón) fue uno de los grandes asesinos de la historia. Ordenó toda una serie de matanzas muy cruentas y en la mayoría de los casos totalmente injustificadas, llegando a extinguir grupos humanos enteros como los caribes.


    Tomás de Torquemada, otro "cristiano nuevo” (es decir, descendiente de judíos conversos) infame Inquisidor de crueldad enorme y miembro de la Orden de los Dominicos; los Perros de Dios, que controlaban la Inquisición.


    El Padre Tomás, médico y religioso cristiano sirio muy querido entre la comunidad, fue asesinado por judíos en un ritual de sangre en 1840 lo que se conoció como el "Asunto Damasco”. Los perpetradores judíos arrestados por las autoridades sirias musulmanas confesaron no solo el homicidio ritual sino también la ubicación del cadáver (algo que no pudo haber sucedido por más torturas que les aplicaron de no ser que fueran los homicidas). Los asesinatos de Jack el Destripador en el siglo XIX en Londres mostraban que el asesino utilizaba simbología masónica y cabalística y que era de origen judío. El hijo de Charles Lindbergh (piloto, héroe nacional estadounidense y profundo antisemita) fue secuestrado a los tres años y su asesinato denotaba un contenido ritual espantoso. Ya en el siglo XXI el médico alemán Ryke Geerd Hamer después de denunciar que los médicos judíos utilizan la Medicina Nueva Germánica[5] que aparentemente curaría el cáncer de manera indolora, pero solo con pacientes judíos pues, por órdenes de los rabinos, tendrían prohibido usarla en gentiles a quienes deben torturar con la quimioterapia, vio como su hijo Dirk fue misteriosamente asesinado poco después por Víctor Manuel de Saboya el heredero al trono italiano de la Casa de Saboya que, al igual que los Windsor, los Borbones y casi todas las monarquías europeas son de origen semítico mediante la dinastía davídica-carolingia-capética.


    Otro ejemplo sería la Masacre de Hebrón donde el cerdo de Baruch Goldstein acribilló a balazos a más de veinte palestinos inocentes que oraban en las afueras de su mezquita e hirió más de cien hombres, mujeres y niños. Los ultraortodoxos judíos le erigieron un monumento en su honor como mártir del sionismo.


    Más recientemente aún en Ucrania[6] se destapó un escándalo donde se descubrió que los israelíes importaban niños para usar sus órganos en transplantes. Existen diversas enfermedades y padecimientos directamente relacionados y a veces casi endémicos de los judíos (como el mal de Tay-Sachs) producto de sus costumbres endogámicas por lo que muchos de ellos requieren contantes tratamientos médicos costosos y los donantes n abundan.


    Rituales sangrientos satánicos de tinte masónico y cabalístico se registran hasta bien entrado el siglo XX, algunos de los más recientes en Argentina. Alfredo Guereño, dirigente nacionalista argentino y editor del diario antisionista Alerta Nacional fue secuestrado, torturado y su brazo amputado vivo para luego ser desangrado de una forma similar a como está prescrito en el sacrificio kosher. El escándalo sueco del tráfico de órganos israelíes en el que les removían órganos a víctimas palestinas para usos médicos judíos tuvo poca cobertura mediática pero resultó ser cierto[7].


    La justificación del asesinato ritual judaico se encuentra presente en el libro más sagrado de la mayoría de judíos, el Talmud:


    ·       "Al mejor de los no judíos, ¡matadlo!" (Aboda Zar, Thosephoth)

    ·       "El judío que derrame sangre de un Goyim ofrece a Dios un sacrificio agradable." (Sepher Or Israel)

    ·       "Está permitido tomar el cuerpo y la vida de un Gentil." (Sepher ikkarim III)

    ·       "Es la Ley matar a quien reniegue de la Torah y los Cristianos pertenecen a los detractores de la Torah." (Coschen hamischpat, Hagah)

    ·       "Un Gentil hereje puede ser asesinado de inmediato por tus propias manos." (Talmud Abodah Zara)

    ·       "Todo judío que derrame la sangre de no judíos, hace lo mismo que un sacrificio a Dios." (Bammidber raba y Jalkut)

    El Vudú y la Santería también son religiones moloquitas o demiúrgicas que realizan sangrientas inmolaciones de humanos y animales. El Vudú es la religión tradicional de los africanos y la Santería se ha popularizado entre mestizos y mulatos caribeños. Relatos de cultos Vudú en Haití (realizados hasta la fecha) donde esclavos negros secuestraban niños y vírgenes blancos para la celebración de sus horribles misas negras nos recuerdan mucho a los mismos libelos.


    Las religiones generan un llamado de la sangre, lo que hace que ciertos grupos étnicos tengan una afinidad particular hacia religiones específicas por razones metafísicas. Las religiones más populares entre los negros africanos siempre han sido las demiúrgicas, además de su tradicional culto Vudú, el judaísmo se popularizó entre muchas tribus africanas tanto aquellas que descendían de las tribus perdidas de Israel como los lemba de África meridional y los falasha de Etiopía, así como los conversos al judaísmo como los igbo de Nigeria y los abayudaya de Uganda. En Estados Unidos diferentes grupos supremacistas negros se convirtieron al judaísmo generando el movimiento de los Hebreos Negros, algunas de estas sectas muy violentas y encontradas responsables de muchos homicidios como la temible Nación de Yahweh, las cuales promulgan que los verdaderos hebreos, el pueblo elegido, son los negros y claman por la destrucción de los blancos a quienes identifican con Babilonia, el enemigo tradicional de Israel.


    Otros tantos africanos se convirtieron al cristianismo por influencia del colonialismo, aunque en el caso de Etiopía el cristianismo fue una manifestación de identidad cultural. El emperador de Etiopía llamado Negus era considerado descendiente del rey de Israel y se cree que el Arca de la Alianza es custodiada en tierras etíopes. Uno de los emperadores etíopes, Haile Selassie, fundó el rastafarismo, religión supremacista negra y consumidora de drogas que asegura (al igual que los Hebreos Negros) que los africanos son el pueblo elegido de Dios, el verdadero Israel y que los blancos no solo son inferiores sino malvados. Durante el Genocidio Ruandés, una de las muy frecuentes y muy sangrientas guerras intertribales africanas, muchos de los que promovieron el genocidio fueron sacerdotes católicos. También existen movimientos radicales de supremacismo negro y racismo antiblanco basados en el cristianismo protestante mayormente en Estados Unidos, conocidas como teología de la liberación negra. El propio presidente Barack Obama fue miembro de una de estas iglesias extremistas, él y su esposa fueron casados por Jeremiah A. Wright, Jr. De la Trinity United Church of Christ, quien es partidario de esta teología racista negra y que fue consejero espiritual de Obama por años hasta que el escándalo por el vínculo de Wright con el odio racial se hizo público y Obama se distanció de él.


    El Islam es otra religión de gran popularidad entre los africanos, tan así que fue usada como símbolo de nacionalismo por los supremacistas negros antiblancos de Estados Unidos; los Black Muslims, grupos violentos y criminales que derivaron en las extrañas sectas de la Nación del Islam y el Nuwaubianismo, las cuales aseguran en sus doctrinas que los blancos son inferiores, un experimento genético creado por un médico-brujo africano llamado Yakub, un "demonio blanco” que debe ser exterminado. La variante europea de estos movimientos islámicos afrocéntricos es la Tribu KA dirigida por Stellio Capo Chichi, negro francés de origen beninés condenado por diferentes delitos y nombrado dirigente del Partido de las Panteras Negras en Francia por el adherente de la Nación del Islam y líder de este partido racista negro Malik Zulu Shabazz. La basta mayoría de africanos son vuduistas (eufemísticamente llamados cultos tradicionales), mahometanos, cristianos, santeros o judíos. Muy pocos negros sienten inclinación por religiones pacifistas de origen exclusivamente indoeuropeo como el budismo.


    El culto al Diablo y la realización de ceremonias satánicas y cabalísticas con ritos de sangre también forman parte de la Masonería, aunque la mayoría de masones de rangos bajos desconocen esto. El masón y padre del satanismo moderno Aleister Crowley abogaba por la realización de sacrificios humanos, especialmente de niños, en sus escritos diabólicos[8]. El fundador de la Iglesia de Satán (o más bien Sinagoga de Satán) Anton LaVey que era de origen judío reconoció que Crowley fue una gran influencia para él y a esta iglesia han pertenecidos figuras como el repulso monstruo travesti de Marilyn Manson, promotor entre los jóvenes de la homosexualidad, el suicidio y las drogas entre otras abominaciones.


    Resulta curioso como esta idea se ha filtrado en la cultura popular; el teórico de la conspiración David Icke postula la teoría de que los hebreos son en realidad una raza de reptiles extraterrestres bebedores de sangre, crueles y sanguinarios provenientes de la constelación de Draco (Dragón). Aunque excéntrica, tiene valor simbólico esta teoría al igual que la serie V o Los Visitantes (sobre reptilianos que conquistan el mundo), el libro sobre el vampiro Drácula (Dragón) de Bram Stoker que según Pablo López Meza es un arquetipo del judío y el personaje vampiro de Dragosani (dragón) en la novela Necroscope de Brian Lumley. Todos son una representación simbólica de una fuerza malévola que amenaza a la humanidad, bebe sangre (o realiza sacrificios de sangre como los que realizan los logias cabalísticas satánicas) y se le asocia con el dragón símbolo europeo del mal y la avaricia.

    Categoría: Exposición de las religiones | Ha añadido: Marshall (2011-Ago-11) | Autor: Matt Marshall E
    Visiones: 1072 | Comentarios: 2 | Ranking: 5.0/2
    Total de comentarios: 2
    +2   Spam
    1 Hebi   (2011-Ago-12 1:26 PM) [Material]
    Por Lucifer, yo antes era un seguidor del satanismo laveyano, por fuera de los sacrificios, era materialista y caían ante el Fuego Caliente de la Pasión Animal.

    0   Spam
    2 samaelhead48   (2011-Sep-02 1:11 PM) [Material]
    YO SEGUIA EL SATANISMO TRADICIONAL .
    LAVEY FUE UN ESTUPIDO AL ROBAR FILOSOFIA DE AQUINO AUN DESDE MI PUNTO DE VISTA SIN EL NO HUBIERAMOS CONOCIDO ESA FORMA DE PENSAR DEL SATANISTA LAVEYANO .
    SALUDO!

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    Tiene el toque de antigüedad y nobleza que hacen de este escudo algo muy original. La corona representa la realeza, el cuervo a Enki y en heráldica esta ave representa a un guardián, un protector y encima este cuervo sostiene una espada con la que va a proteger a los suyos. Los dos leones de Isis, en heráldica representan valor y esfuerzo de los caballeros que han ejecutado alguna atrevida empresa, valiéndose más de la astucia que de la fuerza. En este caso son dos leones rampantes y tenantes que sostienen el escudo cuartelado con los sigils de la Corona, o los símbolos de los seres de mayor jerarquía que poseemos, los Dioses. Al centro figura el símbolo del orígen de la sabiduría hiperbórea. El lambrequín está tirado para atrás y tiene una coloración distinta y polarizada (rojo y azul) y rematamos a esta obra con nuestro grito de guerra que dice: "La decisión de ser un dios es tuya".

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