De la serie "El origen esotérico de las razas”
Es un asunto serio para
ellos (los naturalistas) sobre si los africanos son descendientes de monos o si
los monos descienden de ellos. Nuestros sabios han dicho que el hombre fue
creado a la imagen de Dios. ¡Aquí tenemos una imagen bella del Divino Creador:
una nariz chata y negra y casi sin inteligencia. Un tiempo dudoso será cuando
estos animales aprendan a cultivar la tierra bien, embellecer sus casas y
jardines y sepan el camino de las estrellas. (Voltaire. Ensayo sobre las
costumbres y el espíritu de las naciones y las principales ocurrencias en la
historia. 1756).
Ahora que se suceden los violentos motines en
Londres, tan similares a los acontecidos en el pasado en Francia o a la guerra
entre blancos (de origen árabe) y negros en Sudán y entre blancos (de origen
europeo) y negros en Sudáfrica, así como otros muchos conflictos raciales a lo
largo de la historia, conviene recordar por qué, por más que se desee, lo
cierto es que hay razas que están destinadas a estar separadas y que, quiérase
o no, el mestizaje multicultural eventualmente deriva en violencia extrema,
conflicto étnico y guerra racial.
Helena Petronila Blavatsky, aristócrata,
mística, exploradora y filósofa ucraniana de origen alemán, fundadora de la
Sociedad Teosófica, escribe en su libro La
Doctrina Secreta:
La Humanidad está obviamente dividida entre hombres divinos y criaturas
humanas inferiores. Las diferencias intelectuales entre los Arios y otras
naciones civilizadas y tales salvajes como los isleños de los mares del sur es
inexplicable de otra manera. Nada de cultura, ni de generaciones entrenadas
para la civilización, puede surgir de tales especímenes humanos como los
bosquimanos, los veddas de Ceilán y algunas tribus africanas al mismo nivel que
los Arios, los semitas y los turanios. La "chispa divina” está perdida en ellos
y son ellos las únicas razas inferiores del globo que ahora, felizmente –debido
al sabio ajuste de la naturaleza que trabaja en esa dirección– rápidamente
mueren. En verdad la humanidad es de la "misma sangre” pero no de la misma
esencia. (The Secret
Doctrine, Vol. 2, p 421).
Lo que podríamos interpretar de
las palabras de Blavatsky es que existen ciertas razas humanas que contienen
una mónada, es decir, un Espíritu eterno (que proviene del Absoluto
Inmanifiesto o Dios de Luz según la Gnosis clásica) entre ellas la raza
semidivina de los Arios, así como los semitas (árabes, asirios, babilonios,
etc.) y los turanios (mongoles, japoneses, húngaros, finlandeses, turcos), y
otras razas de criaturas tan inferiores que carecen de esta "chispa divina”, es
decir, de la esencia espiritual que los hace humanos y les dota de existencia
trascendente e inmortal. Estos seres serían los bosquimanos, los veddas de Sri
Lanka y otras tribus africanas que, en efecto, se encuentran entre los pueblos
más primitivos y retrasados de la Tierra.
De tales criaturas semi-animales, los últimos remanentes conocidos para
la etnología son los tazmanos, los australianos y una tribu de la montaña en
China, de los cuales los hombres y las mujeres están enteramente cubiertos de
pelo. Fueron los últimos descendientes en línea directa de los póstumos
lemurianos. Son, sin embargo, considerables en número los mestizos
lemuro-atlantes producidos por cruces con tal linaje semihumano, como los
hombres salvajes de Borneo, los Veddas de Ceilán (…) y la mayoría de los
remanentes australianos, bosquimanos, negritos, e isleños andamaneses, etc.
(The Secret Doctrine, Vol. 2, p 195-6).
Aquí Blavatsky postula que
algunos de estos pueblos que son bestiales y poco más avanzados que animales
(como los salvajes de Borneo, los aborígenes de Australia y Tazmania, los
bosquimanos, los pigmeos –que también son llamados negritos– y los nativos de
la Isla de Andaman en las costas de India y Burma) son en realidad
descendientes de la mezcla entre los atlantes y los lemurianos o bien vestigios
puros de los simiescos habitantes de Lemuria. Resulta curiosa la mención de una
tribu salvaje de las montañas de China cubierta de cabello que parece recordar
el mito del Yeti, del Chuchuna o del Alma, que según algunos estudiosos de la
criptozoología, serían los últimos sobrevivientes del Hombre de Neandertal.
Continúa la mística ucraniana:
La historia esotérica enseña que los ídolos y su culto murió con la
Cuarta Raza hasta que los sobrevivientes de las razas híbridas posteriores
(chinos, negros africanos y co.) gradualmente trajeron el culto de nuevo. (The
Secret Doctrine, Vol. 2, p 723).
Desconozco si Blavatsky al
mencionar a los chinos se refiere a esta raza primitiva de hombre-bestia montañosos
(yetis o almas) o a los chinos han, la etnia mayoritaria de China. Ya Blavatsky
había ubicado a los turanios al lado de las razas con alma y plenamente humanas
junto a arios y semitas, y el término turanio incluiría a mongoles, japoneses y
tibetanos.
Las Mónadas de los especímenes más bajo de la Humanidad (los "apenas
con cerebro” salvajes de las islas de los mares del Sur, los africanos, los
australianos) no tiene karma para trabajar cuando nacen como hombres, como sus
congéneres más favorecidos en inteligencia sí tienen. (The Secret Doctrine, Vol. 2, p 168).
Pues bien, al menos desde la
perspectiva de la teósofa Blavatsky, se postula la teoría de que los negros
africanos, al igual que los aborígenes australianos, polinesios, los veddas de
Sri Lanka, los pigmeos, los nativos de Borneo y (probablemente) los yetis son
todos descendientes de los hombres-animales de Lemuria y, en algunos casos, de
la mezcla de estos con atlantes. Estos pueblos son, al menos para ella, poco
más que animales y se encuentran en un estado tan degenerado y primitivo que
incluso carecen de alma (o mónada).
Rudolf Steiner, pedagogo alemán y
por muchos años secretario general de la rama alemana de la Sociedad Teosófica,
posteriormente miembro fundador de la Sociedad Thule y de la Antroposofía,
explica el origen de la raza negra de acuerdo a conceptos más espirituales:
Por un lado encontramos a la raza negra, que es la más terrenal. Se
mueve hacia el Occidente y se extinguirá. Tenemos también la raza amarilla, que
está en el medio entre la tierra y el cosmos. Si se mueve hacia al Oriente se
vuelve marrón (los indígenas americanos), se apega demasiado al cosmos, y se
extinguirá. La raza blanca es el futuro, la raza que es espiritual y creativa.
Para empezar,
Steiner postula en su libro El humano
universal que la influencia de fuerzas demoniacas vinculadas a Arihmán
(designación zoroástrica del Demiurgo) llevó a la perpetuación de razas humanas
poco evolucionadas que debieron haberse extinguido normalmente (The Universal Human: The Evolution of Individuality,
p. 75.). Steiner plantea que en África existe una fuerza energética o
geomántica asociada con la energía primaria-maternal que reciben los infantes
en sus primeros años de vida, razón por la cual los africanos son por naturaleza
infantiles (The Mission Of The Folk
Souls, p. 75.).
Explica además Steiner que la raza negra y la raza roja se han degenerado a
raíz de un desequilibrio destructivo en sus egos, razón por la cual las
considera razas anormales (The Being Of
Man And His Future Evolution, pp. 118-119.)
"Los negros son decadentes y se han separado completamente del mundo
espiritual” Rudolf Steiner.
Lanz von Liebenfels, monje cistercense e inventor austriaco dedicó
extensas investigaciones sobre el tema, llamando a su disciplina "teozoología”.
Siendo cristiano (en principio) postuló una explicación bíblica-gnóstica del
origen de las razas inferiores como resultado de la unión sexual entre Eva y un
demonio, aunque con el tiempo haría más "científica” su teoría. Uno de sus
primeros trabajos sobre el tema fue el artículo titulado "El Hombre-Animal
Bíblico” donde Liebenfels logra asociar los recientes descubrimientos de
homínidos primitivos como el Hombre de Neandertal y el Hombre de Java en zonas
del Lejano y Medio Oriente, teorizando que pudieron haber sobrevivido hasta
tiempos históricos. Examinando ciertas prohibiciones en el Antiguo Testamento
que, por ejemplo, prohibían no solo las relaciones sexuales con animales sino
además, la procreación (algo que hubiera sido imposible con cualquier especie
animal salvo un homínido) Liebenfels teoriza que la población negra sería
resultado de esta mezcla.
Posteriormente en su libro Teozoología o el estudio de los
Hombres-simios de Sodoma y el Divino Electrón, Liebenfels postularía que la
Raza Aria desciende de una raza interestelar venida de las estrellas que se
reproduce por medio de impulsos eléctricos y sería origen del Teozoa (o ser
divino) mientras que la mezcla por medio de la reproducción normal entre estos
humanos y los simios produciría al Antropozoa o animal-hombre.
Tomaron animales hembras muy
bellos pero descendientes de otros que no tenían ni alma ni inteligencia.
Engendraron monstruos, demonios malvados”. Jörg Lanz von Liebenfelds.
En el caso de Liebenfels tenemos una
postura similar a la Blavatsky; los negros son el resultado de la mezcla entre
los Arios de origen divino-estelar y razas de simios u homínidos inferiores. Es
probable que la reproducción eléctrica mencionada por Liebenfels sea en
realidad la energía Vril propia de los ancestros extraterrestres de los arios
(provenientes de Sirius o Aldebarán) y que fue heredada a los hiperbóreos.
Misma energía Vril que se activa a través del Tercer Ojo, que es simbolizado
por el Ojo de Shiva y de Odín, y que es la Gema de la Corona de Lucifer que
resguardaban los cátaros medievales.
Liebenfels era discípulo del
genial ocultista austriaco Guido von List, estudioso de las Runas y fundador de
la Ariosofía, promotor del arminismo y del wotanismo (ambas resurrecciones del paganismo
germánico en diferentes facetas).
Blavatsky, Steiner, von Lizt y
von Liebenfels fueron verdaderos iluminados. Personas de una gran sabiduría, de
una enorme y admirable calidad intelectual, moral y espiritual. Fundadores de
escuelas místicas y esotéricas de gran importancia que han hecho un impacto muy
positivo en la sociedad humana y que continúan hoy aún su gran labor
(antroposofía, teosofía, wotanismo, ariosofía). Grandes conocedores del cosmos,
del ser humano y de su espíritu, de la naturaleza del universo y de las razas
humanas, incansables investigadores de la historia oculta y de los
conocimientos esotéricos arcanos, así como verdaderos defensores de la
supremacía cultural, intelectual, ética, social, económica, civilizacional y
espiritual de los Arios. Nos aclaran algunas dudas.
Aunque difieren en algunos puntos
podemos deducir que; desde la perspectiva espiritual y metafísica la creación
de las razas negras responde a los planes de lo que Steiner denomina "potencias
arimánicas” esto es, del Demiurgo. Los negros son directa creación de este
demonio o arconte cósmico. Todos coinciden en que son una raza primitiva,
degenerado y poco evolucionada. Tanto Blavatsky como von Liebenfels coinciden
en que se trata de una mezcla híbrida horrible entre simios y humanos, poco más
que animales, simples bestias. Blavatsky y Steiner además coinciden en que
ellos son sobrevivientes de los elementos más degenerados de las ya
desaparecidas civilizaciones de la Atlántida y Lemuria.
Un animal-hombre, un ser
primitivo recuerdo de una pesadilla genética de antaño, un ser no totalmente
humano homologable al Yeti, sin alma, incapaz de evolucionar espiritualmente,
la razón de la caída de los antiguos hombres-dioses hiperbóreos al cometer el
crimen de mezclarse con simios, un hombre-simio similar al neandertal y al
hombre de Java, un poco más que un mono parlante, el resultado de un maléfico
experimento, de una siniestra hibridación de origen demoniaco.
Este artículo se escribe con todo respeto hacia
la comunidad negra. Cuento entre mis amigos con personas negras y, aunque
partidario de estas teorías ocultas, no estoy de acuerdo con la violencia
gratuita o injustificada hacia ningún ser vivo. De la misma forma en que amo a
los animales y me opongo a cualquier forma de violencia hacia los animales como
el sacrificio kosher, las corridas de toros o la crueldad hacia los animales
domésticos, así mismo no estoy de acuerdo con la violencia hacia las personas
negras (o hacia ninguna otra persona) salvo en defensa propia y de los demás,
en casos de supervivencia. Tampoco estoy de acuerdo ni con el mestizaje ni con
el multiculturalismo ya que ambos repercuten negativamente a largo plazo tanto
en la destrucción de ambas razas como en estallidos de violencia.
|